El anticongelnate cumple una función fundamental, pues se encarga de absorber parte del calor generado en los motores de combustión interna en su funcionamiento. Dicho líquido recorre el circuito interno del motor evitando el sobrecalentamiento de sus partes principales, ya que un exceso de temperatura podría fundir elementos importantes como los pistones, la junta de culata, o incluso, producir una explosión interna.
El líquido anticongelante -o refrigerante- está compuesto principalmente por agua y una serie de aditivos que le confieren propiedades anticongelantes (evitando en invierno que se congele y se estropee el circuito cuando las temperaturas caen por debajo de 0ºC), además de propiedades antioxidantes y anticorrosión.
En este sentido, “dejar que el nivel del refrigerante caiga por debajo del recomendado, no sustituirlo cada dos años o 40.000 km —lo que antes ocurra—, o utilizar un líquido de mala calidad puede afectar directamente a la vida de otro componente fundamental del sistema de refrigeración de los vehículos: la bomba de agua”, comenta Stephane Hayes, responsable de Marketing de Industrias Dolz, empresa especialista en la fabricación de este componente.
La bomba de agua asegura una circulación constante del líquido refrigerante y hace posible que el sistema de refrigeración pueda mantener el equilibro térmico del motor. De este modo, se garantizan las condiciones adecuadas de funcionamiento del bloque motor para que el proceso de combustión se desarrolle de manera óptima, facilitando a la vez la eliminación de polución y una buena lubricación del motor.
Por todo ello, recuerda: comprueba el nivel del anticongelante al menos una vez al mes.
Cómo comprobar el nivel de líquido anticongelante
Se trata de un proceso sencillo:
- Coloca el coche en una superficie llana.
- Asegúrate de que el motor está frío.
- Abre el capó del coche y localiza el depósito del líquido refrigerante
- Comprueba que su nivel se sitúa entre el máximo y el mínimo.
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